Alba Toledo, ejemplo de los valores UPAEP

La maestra del protocolo institucional, Alba Guadalupe Toledo Anguis, inició su trayectoria en UPAEP en la década de los 80 de manera fortuita colaborando en la logística de cursos de actualización para médicos, pero su compromiso y amor por el ambiente académico le hizo permanecer hasta 2021, año en que culminó su ciclo en la Universidad.

La Lic. Alba Guadalupe Toledo Anguis, llegó a UPAEP por invitación del director de Ciencias de la Salud gracias a que su hermana -quien daba clases en la Facultad de Medicina-, la recomendó para apoyar en la logística del curso de actualización de los médicos en Puebla, sin imaginar que encontraría un hogar y una gran familia que la acogería y nominaría como uno de los rostros de ReconoSer por sus 36 años de trayectoria.

Y es que su gusto por servir, le llevó a conocer al Lic. Mario Iglesias Teruel, primer Rector de la Universidad, quien le invitó a sumarse a su equipo de trabajo, donde colaboró con el Lic. Vicente Pacheco Ceballos, Secretario General de la Institución; el Mtro. José Antonio Arrubarena Aragón, Director de la división de Formación y Cultura, así como otras autoridades académicas de la época.

Además, gracias a su habilidad en la administración, fue partícipe del crecimiento del Hospital UPAEP, hoy Christus Muguerza donde permaneció por 8 años, siendo testigo de la formación de generaciones enteras de estudiantes del área médica.

“Alguien en alguna ocasión se acercó y me dijo, el Hospital va a crecer, y yo como administradora, empecé a vislumbrar todo, cómo se duplicaría la organización, la capacidad instalada, los servicios, etcétera. Obviamente cuando me dijeron, ¿quieres regresar’, dije que sí; y es que cuando ves la calidad humana y espíritu de conquista de quienes fundaron la universidad y te empiezan a platicar sus experiencias, uno dice <<Dios ve con buenos ojos esta obra>>, porque si no, no pudiéramos ser”,

compartió.

Recordó que previo a terminar sus estudios en Administración su papá se acercó para preguntarle qué iba a hacer después de graduarse, y ella muy segura le dijo que sus opciones eran trabajar en un aeropuerto, un hotel o un hospital. “Curiosamente llegó la tercera opción, área de la cual me enamoré”, expresó.

Después de 8 años, regresó a la UPAEP donde además de incorporarse en la parte administrativa de la Vicerrectoría Académica, también tuvo la oportunidad de explorar sus habilidades como docente impartiendo asignaturas como Mercadotecnia, Relaciones Públicas, Publicidad, Administración, Redacción, entre otras, lo que alimentó aún más su amor por el ambiente universitario.

Y es que como parte de sus actividades estaba coordinar la logística de eventos, establecer la comunicación con los ponentes, ser relacionista pública, etcétera, lugar en el que estuvo 2.5 años para después llegar a la Secretaría General donde trabajó con el Ing. Vicente Pacheco Ceballos.

Allí colaboró por 20 años, y entre sus acciones destacó su participación en el fortalecimiento del área de intercambios y la vinculación en el extranjero en apoyo al Mtro. Javier Cabanas Gancedo; el fortalecimiento de la medición y rendición de cuentas, impulsar la cultura de la planeación estratégica, entre otros logros que asegura, tenían la misión de hacer vida el quehacer de la Institución.

Compartió que durante su trayectoria dentro de la Universidad y como parte de la Secretaría General, fue testigo de muchas satisfacciones como por ejemplo ver crecer a los estudiantes, ayudarlos a encontrar su vocación e incluso, fue portadora de buenas noticias pues era a ella a quien le correspondía anunciar vía telefónica y directamente a los estudiantes ganadores de la beca Abelardo Sánchez Gutiérrez.

“Me di cuenta que la Secretaría General es esa columna vertebral que te dice el ser y el quehacer de la institución a través de algo que se llama legislación universitaria. Y en lo personal, entendí que en este lugar tenía el privilegio de cumplir con una función sustantiva y una adjetiva: la formación y la administración y que si las juntaba podía servir realmente a los estudiantes ayudándoles a encontrar esa vocación que están destinados a ser”, relató.

En el plano personal, añadió, la UPAEP se convirtió en una extensión de su familia, misma que formó a lo largo de 36 años gracias a su calidez humana y estrechando lazos con varios colaboradores que que vio crecer personalmente, profesionalmente, que formaron sus familias y que éstas, a su vez se convirtieron en parte de la suya.

“Eso no se da en muchas instituciones. Ser UPAEP es sentirte acogido, apapachado, protegido, estar contigo en todo momento y cuando más lo necesitas”, acotó Alba Toledo.