Evangelio

Lucas 6, 6-11

Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y fariseos estaban acechando a Jesús para ver si curaba en sábado y tener así de qué acusarlo.

Pero Jesús, conociendo sus intenciones, le dijo al hombre de la mano paralizada: "Levántate y ponte ahí en medio". El hombre se levantó y se puso en medio. Entonces Jesús les dijo: "Les voy a hacer una pregunta: ¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado: el bien o el mal, salvar una vida o acabar con ella?" Y después de recorrer con la vista a todos los presentes, le dijo al hombre: "Extiende la mano". Él la extendió y quedó curado.

Los escribas y fariseos se pusieron furiosos y discutían entre sí lo que le iban a hacer a Jesús.

Reflexión

En nuestro mundo moderno, donde las agendas van guiando el rumbo y el orden de nuestro día, se puede caer en la tentación de programar la caridad. Jesús, en este pasaje, es criticado por sanar a un hombre en sábado. ¿Cuántas veces nosotros, en nuestras mismas familias, en nuestro trato con los hijos, con el esposo o la esposa, o con los padres, ponemos también esta excusa para no servir, para no hacer la caridad?

Es triste que esto suceda y que muchas veces la caridad solo se realice cuando tenemos tiempo, que el servicio a nuestros hermanos tenga que tomar también su turno, máxime cuando se refiere a una situación de apremio como puede ser la salud. No dejes que tu agenda gobierne tu vida, sé tú, como Jesús, dueño de tu tiempo, especialmente en tu relación con tus seres queridos.